jueves, 19 de mayo de 2011

Sergio Poli - Señales de Humo








Señales de Humo – Sergio Poli



1.- Don´t get around much anymore (Duke Ellington)
con Pepe Angelillo (piano) 6:25
2.- Tiempo Loco (Sergio Poli)
con Néstor Gómez (guitarra), Luis Carcacha (contrabajo) y Daniel Viera (batería) 5:00
3.- Inspiración (Paulos-Rubisntein), arr. Omar Valente; con A La Gurda  4:07
Con A La Gurda: Claudio Poli (violoncello), Carlos Rulfi (bandoneón), Mario Acosta (piano) y Matías Ríspoli (contrabajo)
4.- I´ll remember April (Jonh Stone)
con Sophie Lússi (violín), Julio Campos (guitarra) y  Luis Carcacha (contrabajo)
5.- I Want to talk about you (Billy Eckstine) 7:30
Con Enrique Varela (saxo tenor), Ricardo Pellican (guitarra)
6.- Paula Vals (Sergio Poli), arr. Pepe Angelillo)
con Pepe Angelillo (piano) y Luis Carcacha (contrabajo) 4:15
7.- Maga (Sergio Poli)
con Néstor Gómez (guitarra), Luis Carcacha (contrabajo) y Daniel Viera (batería) 6:30
8.- Nada (Dames-Sanguinetti) arr. Omar Valente con A La Gurda 2:56
9.- Me voy quedando (Gustavo “Cuchi” Leguizamón), arreglo: Alejandro Rodríguez; con Gustavo Basso (violín), Ricardo Bugallo (viola), Claudio Poli (violoncello) y Luis Carcacha (contrabajo) 4:20
10.- Chuva (Sergio Poli)
con Néstor Gómez (guitarra), Luis Carcacha (contrabajo) y Daniel Viera (batería) 4:40
11.- Doble concerto (Bach) 3:40
Con José Bondar (violín) y Néstor Gómez (guitarra)
12.- Mátrics, (Sergio Poli) con Néstor Gómez (guitarra), Luis Carcacha (contrabajo) y Daniel Viera (batería) 3:15
13.- Señales de Humo (a Roberto, mi viejo) (Sergio Poli)
con Néstor Gómez (guitarra) y Luis Carcacha (contrabajo) 3:30


Toda efeméride es una excusa. Un buen pretexto para recordar algún hecho importante, pero también para recrear, resignificar ese hecho. En este año 2007 se cumplieron 25 de aquel lejano sábado 10 de Julio de 1982 en el que, con los miedos y las inseguridades de mis pretensiosos 21 años, me senté por primera vez en un escenario con la Orquesta Estable del Teatro Argentino de La Plata, esa misma Orquesta en la que ya estaban mi hermano, Claudio; mi viejo, Roberto; y muchos años antes, mi abuelo, Romeo.
Y digo que una efeméride es una excusa porque aproveché ésta para festejarlo con un puñado (siempre caprichoso, siempre injusto para con los que no están) de amigos que de una u otra manera estuvieron presentes en algún escenario durante tantos años y durante tantos escenarios. Fueron 25 años de disfrutar de la profesión más linda del mundo, esa profesión que aprendí a querer con espíritu amateur de la mano de mi viejo, que me transmitió este amor incondicional por la música, esta pasión indescriptible…
Y a la hora de agradecer, se agolpan nombres, rostros y sonidos, que pueden estar o no presentes en este disco, pero que de algún modo contribuyeron a hacerlo.
A las autoridades del Bachillerato de Bellas Artes, por haberme cedido el auditorio y su buen piano para algunas de las tomas.
A Stephàne Grappelli, Enrique Mario Francini y Antonio Agri, que fueron mis maestros, aunque ellos nunca lo supieran.
A Cecilia Goroyesky, por la cirugía cerebral.
A Luis Aceto, por el talento y el humor a la hora de crear una sonoridad. A Alejandra Arce, siempre a mi lado, dando forma, creando imagen. A Verónica Rezza, por las entrevistas, los textos y las ganas. A Sergio Pujol, por su mirada, su oído y su pluma siempre lúcidos, siempre generosos.
A amigos viejos y nuevos, compartiendo desinteresadamente un estudio: Mario Acosta, Carlos Rulfi, Matías Ríspoli, Ricardo Bugallo, Daniel Viera, Alejandro Rodríguez, Sophie Lüssi.
Al Maestro Enrique Varela, aportando su enorme sabiduría, su swing y su generosidad.
A Néstor Gómez, Ricardo Pellican, Julio Campos, las guitarras de mi historia personal.
A Gustavo Basso, Pepe Angelillo y Luis Carcacha, no sólo por la música.
A José Bondar, mi Maestro de toda la vida.
A Claudio, mi hermano, mi inseparable compañero de orquestas, de incontables giras, de tablón.
A Paula, claro, no sólo por cantar maravillosamente, sino por estos doce años de sueños hechos realidad.
A Lucas y Tiago.
A mis viejos, Yita y Roberto, que me pusieron un violín en las manos hace ya casi cuarenta años, algo que nunca terminaré de agradecerles…

Sergio Poli
Texto que acompaña la edición de Señales de Humo

ELOGIO DE LA MISCELÁNEA

  En los libros de jazz – mas no así en los de tango, claro -, el violín suele aparecer en la sección “instrumentos misceláneos”, al lado de la flauta, el órgano, la armónica, el corno francés y la ascendente familia de los acordeones. Es curioso: en esos mismos libros se aclara que, a diferencia de otros géneros, el jazz nunca ha sido muy taxativo en materia instrumental; que si uno tiene imaginación, técnica y swing –vaya requisitos, ¿no? -, pues entonces puede hacer jazz con la canónica trompeta ó con el circense peine. (Bueno, seamos realistas: un tipo que hace música con un peine tiene más mérito para ser considerado un héroe de la miscelánea que uno que entona melodías con el violín).
  Como sea, y más allá del instrumento del que estemos hablando, debo reconocer que me gusta la palabra miscelánea. Es ligera, desempacada y un poco enigmática. Y sospecho que a Sergio Poli también le gusta, a juzgar por las combinaciones y derivaciones que tan placenteramente encontramos a lo largo de este disco íntimo y sociable a la vez. Desde el arranque sin respiro con el que Pepe Angelillo nos introduce al mundo de Ellington hasta la última nota de milonga cansina mantenida por Sergio en su réquiem a su padre, Señales de humo nos cuenta, de modo subjetivo y sin orden cronológico, una doble historia: la de nuestro amigo músico – con un talento que nunca terminará de sorprendernos – y la de su inseparable confidente de madera y cuerdas.
  Obviamente, el álbum no pretende agotar las vicisitudes del violín en la música popular, pero nos brinda una buena perspectiva de los géneros y estilos por los que anduvo y sigue andando. Que en este informal tratado de violín el jazz ocupe el centro de la escena es más que razonable, ya que Sergio tiene su corazoncito sincopado. Poniéndome un poco proselitista, diría incluso que desde el atalaya del jazz se visualizan mejor otras músicas, o al menos se aprende a tocarlas sin tanta inhibición y preconcepto. A propósito de esto, ahí está el “Doble Concierto en Re menor” de J.S. Bach, con Sergio tocando con su maestro José Bondar. El primer movimiento nos remite no sólo al genio de la fuga, sino también a Stephane Grapelli - acaso la principal influencia en Sergio – y a Yehudi Menuhin. Pródigo territorio el del violín.
 No es sencillo repasar un disco tan variado como este, pero intentaré algún que otro subrayado. Por ejemplo, el arreglo de Alejandro Rodríguez del tema de Cuchi es muy bello, con algún aire Morelenbaum más que pertinente. También están muy bien los tangos “Inspiración” – el solo de Carlos Rulfi es cosa seria - y “Nada”, este último cantado con refinamiento por Paula Mesa. El resto del material fluye sobre la forma tema-improvisación del jazz, en un arco de estilos que parte del swing gitano y llega, como en “Mátrics”, a cierta frontera moderna. De más está decir que toparse con el saxo intemporal de Enrique Varela (“I want to talk about you”) es siempre gratificante, y más aún si la guitarra de Ricardo Pellican le hace el aguante armónico y rítmico. O que las guitarras de Néstor Gómez y Julio Campos son inmejorables compinches de Sergio a la hora de marcar cuatro y largar.
  Al escuchar por primera vez a la violinista Sophie Lussi junto a Sergio – acá hacen una versión impecable de “I´ll remember April” -, recordé aquella definición del jazz como una forma de conversación en tiempos intemperantes, cuando la gente parece estar abandonando el arte de la comunicación directa, cara a cara. En ese sentido, todo Señales de humo se erige como una ronda de pláticas presenciales a la que siempre se está sumando alguien nuevo y de la que nadie se va del todo.
Mezcla de maestro de ceremonias con charlista inagotable, Sergio Poli llamó a sus amigos para echar un vistazo a una identidad musical – la suya propia - hecha de fragmentos y retazos, de búsquedas e intuiciones, en la que siempre, sea el tema que sea, brilla el viboreo melódico de su violín. El día que se escriba un diccionario completo de la música argentina, se dirá de Sergio Poli: “Músico misceláneo, violinista incansable que siempre está pergeñando algo nuevo”.

Sergio A. Pujol
Texto que acompaña la edición de Señales de Humo


Grabado en EMU Digital Studio, excepto tracks 1 y 6, grabados en el Salón Auditorio del Bachillerato de Bellas Artes (UNLP).
Grabación: Luis Aceto
Asistentes: Sebastián Aceto y Néstor Castro
Masterización Luis Aceto
Dirección ejecutiva: Sergio Poli
Dirección Artística: Sergio Poli y Luis Aceto
Entrevistas y textos: Verónica Rezza / verorezza@yahoo.com.ar
Diseño y fotografía: Alejandra Arce / dcv.alejandra.arce@gmail.com / (0221)4273173
Impreso en Graficar / www.grafikar.com.ar / (0221)4101100
Replicado en EPSA









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